"SEMBRAD EN LOS NIÑOS IDEAS BUENAS, AUNQUE NO LAS ENTIENDAN; LOS AÑOS SE ENCARGARÁN DE DESCIFRARLAS EN SU ENTENDIMIENTO Y DE HACERLAS FLORECER EN SU CORAZÓN." (MARÍA MONTESSORI)

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CUENTOS

Esta página está dedicada a esos grandes cuentos que nunca pueden faltar en un aula de infantil, nuestros cuentos clásicos de siempre, con los que todos hemos crecido y disfrutado y que se han transmitido de generación en generación contados por nuestros abuelos, padres, tios, hermanos... y como no por nuestra "maestra".
Con ellos aprendemos a controlar nuestra emociones a través de sus personajes con los que sentimos, alegría, tristeza, miedo, ira, pena etc.
Dramatizamos, cantamos, bailamos, hacemos marionetas, titeres, caretas, nos disfrazamos, pintamos.... disfrutamos.

"LA RATITA PRESUMIDA"
Durante estos días de Enero vamos a trabajar en clase el famoso cuento clásico "LA RATITA PRESUMIDA", relato que suele encantar a los niños de esta edad. Haremos dramatizaciones sobre el mismo, elaboraremos marionetas de los personajes y disfrutaremos caracterizándonos como ellos. Aquí os dejo el vídeo para que vayáis recordándolo.



Érase una vez una ratita que estaba barriendo la puerta de su casa y cantaba:
"tralará larito barro mi casita y todos los días la misma faena, tralará larito barro mi casita"
y de repente se agachó y cogió una moneda que había en el suelo.

-¿Qué me compraré? ¿Qué me compraré?.
- Ya lo tengo: Me compraré caramelos. No, no que se me ensuciaran los dientes.

Siguió pensándolo,
- ¿Qué me compraré? Ya lo tengo: Me compraré un lacito para mi cola.

La ratita fue a la tienda y compró un lazo rojo y lo puso en su cola y se sentó a la puerta de su casa.
Al poco rato pasó por allí un perro que al ver tan elegante a la ratita le dijo:

-Ratita, ratita pero que rebonita estás. ¿Te quieres casar conmigo?.
- ¿Y por la noche que harás? Preguntó la ratita.
-!Guau, guau, guau! dijo el perro.
-No, no que me asustarás.
Y el perro se marchó ladrando de rabia.

Todavía se veía al perro por el camino cuando llegó un gallo muy emplumado que al ver tan bonita a la ratita le dijo:

-Ratita, ratita pero que rebonita estás, ¿Te quieres casar conmigo?.
-¿Y por la noche qué harás? le preguntó la ratita
-Quiquiriquí, Quiquiriquí.
-No, no que me asustarás.
Y el gallo fue a buscar una gallina.

A los dos minutos pasó por allí un gato y al ver a la ratita se acercó y le dijo:
- Ratita, ratita, pero que rebonita estás, ¿Te quieres casar conmigo?.
-¿Y por la noche que harás? preguntó la ratita.
-¡ Miau, miau!
-No, no que me asustarás.
Y el gato se alejó maullando.

Una hora más tarde pasó por allí un ratón y al ver a la ratita le dijo:
-Ratita, ratita, pero que rebonita estás ¿Te quieres casar conmigo?.
-Y la ratita le preguntó ¿Y por la noche que harás?
-Dormir y callar, dormir y callar.
-Pues contigo me he de casar.

Y la ratita presumida se casó con el ratón y vivieron felices y comieron perdices.



 DRAMATIZAMOS

Hoy hemos estado dramatizando la "Ratita Presumida" con unas marionetas de palo que hice y plastifiqué. Ha sido muy divertido.

La ratita y el ratón

Todos los animales

Otra ratita y otro ratón con sus amigos.
Con estas dramatizaciones aprendemos a:

- Memorizar pequeños textos.
- Esperar el turno.
- Escuchar a los demás.
- Perder el miedo a hablar en público.
- Expresar sentimientos y emociones.
- Vocalizar palabras y aprender vocabulario.
- Y sobre todo pasar un rato muy divertido con los compañeros.




Algo muy importante que nos ha dejado este cuento es su moraleja: "NUNCA TE FÍES DE LAS APARIENCIAS PORQUE TE PUEDEN CONFUNDIR".


"LOS TRES CERDITOS"
Hemos comenzado ha trabajar y a divertirnos con uno de los cuentos más contados y más trabajados en ed. infantil, el clásico de "Los tres cerditos", un cuento muy conocido por todos los pequeños y que les entusiasma. Aquí os dejo el vídeo para que lo vean las veces que quieran...


 Y el cuento para leer:
Había una vez tres cerditos que eran hermanos y vivían en el corazón del bosque. El lobo siempre andaba persiguiéndolos para comérselos. Para escapar del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa. A todos les pareció una buena idea, y se pusieran manos a la obra, cada uno construyendo su casita.

 -La mía será de paja - dijo el más pequeño-, la paja es blanda y se puede sujetar con facilidad . Terminaré muy pronto y podré ir a jugar.
 El hermano mediano decidió que su casa sería de madera:
-Puedo encontrar un montón de madera por los alrededores (explicó a sus hermanos), construiré mi casa en un santiamén con todos estos troncos y me iré también a jugar. 

 El mayor decidió construir su casa con ladrillos.
- Aunque me cueste mucho esfuerzo, será muy fuerte y resistente, y dentro estaré a salvo del lobo. Le pondré una chimenea para asar las bellotas y hacer caldo de zanahorias.
Cuando las tres casitas estuvieron terminadas, los cerditos cantaban y bailaban en la puerta, felices por haber acabado con el problema:
 -¡No nos comerá el Lobo Feroz! ¡En casa no puede entrar el Lobo Feroz!
Entonces surgió de detrás de un árbol grande el lobo, rugiendo de hambre y gritando:
-Cerditos, ¡os voy a comer! 

 Cada uno se escondió en su casa, pensando que estaban a salvo, pero el Lobo Feroz se encaminó a la casita de paja del hermano pequeño y en la puerta aulló:
-¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré!
Y sopló con todas sus fuerzas: sopló y sopló y la casita de paja derribó. 

 El cerdito pequeño corrió lo más rápido que pudo y entró en la casa de madera del hermano mediano.
-¡No nos comerá el Lobo Feroz! ¡En casa no puede entrar el Lobo Feroz!, decían los cerditos.
De nuevo el Lobo, más enfurecido que antes al sentirse engañado, se colocó delante de la puerta y comenzó a soplar y soplar gruñendo:
-¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré! La madera crujió, y las paredes cayeron y entonces los dos cerditos corrieron a refugiarse en la casa de ladrillo del hermano mayor. 

-¡No nos comerá el Lobo Feroz! - Cantaban los cerditos.
El lobo estaba realmente enfadado y hambriento, y ahora deseaba comerse a los Tres Cerditos más que nunca, y frente a la puerta bramó:
- ¡Soplaré y soplaré y la puerta derribaré! Y se puso a soplar tan fuerte como el viento de invierno
Sopló y sopló, pero la casita de ladrillos era muy resistente y no conseguía su propósito.



 Decidió trepar por la pared y entrar por la chimenea. Se deslizó hacia abajo... Y cayó en el caldero donde el cerdito mayor estaba hirviendo sopa de nabos. Escaldado y con el estómago vacío salió huyendo y escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer ningún cerdito.
Los cerditos no lo volvieron a ver. El mayor de ellos regañó a los otros dos por haber sido tan perezosos y poner en peligro sus propias vidas.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.


Lo primero que querían hacer era representarlo, por lo que hemos repartido papeles y hemos buscados tres rincones en la clase que han sido las tres casitas de los cerditos.

La casita de paja

La casita de madera

Y la casita de ladrillos
Un lobo que sopla muy fuerte
A correeeeeerrrrr...

Que hay que esconderse



"EL PATITO FEO"
Es un cuento clásico-contemporáneo escrito por Hans Christian Andersen sobre un patito particularmente más grande, torpe y feo que sus hermanitos. 
Este cuento es utilizado para hacer que los niños se sientan menos avergonzados sobre sus diferencias. La moral de la historia está oculta en el cuento: Poco importa que se nazca en el corral de los patos, siempre que uno salga de un huevo de cisne. Un ejemplo de la vida real podría ser para un niño o una niña que actúe diferente a los demás y no se sienta aceptado, provocándole tristeza. El cuento, trae la esperanza de que esas diferencias en lugar de ser defectos, podrían resultar ser cualidades especiales que el futuro premiara.


Aquí os dejo el cuento para ver y para leer.


"Como en cada verano , a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los mas guapos de todos. 

Llego el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se juntaron ante el nido para verles por primera vez.
Uno a uno fueron saliendo hasta seis preciosos patitos , cada uno acompañado por los gritos de alegría de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo , el mas grande de los siete , aun no se había abierto.
Todos concentraron su atención en el huevo que permanecía intacto , también los patitos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento.
Al poco, el huevo comenzó a romperse y de el salio un sonriente patito , mas grande que sus hermanos , pero ¡oh , sorpresa! , muchísimo mas feo y desgarbado que los otros seis...
La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan feo y le aparto de ella con el ala mientras prestaba atención a los otros seis.
El patito se quedo tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían...
Pasaron los días y su aspecto no mejoraba , al contrario , empeoraba , pues crecía muy rápido y era flaco y desgarbado, además de bastante torpe el pobre..
Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de el llamándole feo y torpe.
El patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una mañana muy temprano , antes de que se levantase el granjero , huyo por un agujero del cercado.
Así llego a otra granja , donde una anciana le recogió y el patito feo creyó que había encontrado un sitio donde por fin le querrían y cuidarían , pero se equivoco también , porque la vieja era mala y solo quería que el pobre patito le sirviera de primer plato. Y también se fue de aquí corriendo.
Llego el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que querían dispararle.
Al fin llego la primavera y el patito paso por un estanque donde encontró las aves mas bellas que jamas había visto hasta entonces. Eran elegantes , graciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente acomplejado porque el era muy torpe. De todas formas, como no tenia nada que 
perder se acerco a ellas y les pregunto si podía bañarse también.
Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vio en el estanque, le respondieron:
- ¡Claro que si , eres uno de los nuestros!
A lo que el patito respondió:
-¡No os burléis de mi!. Ya se que soy feo y flaco , pero no deberíais reír por eso...
- Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y veras como no te mentimos.
El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vio le dejo maravillado. 

¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne mas blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque.
Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para siempre. "





LOS SIETE CABRITILLOS Y EL LOBO
Para finalizar el curso, estamos trabajando y dramatizando sobre el clásico de los hermanos Grimm, "Los 7 cabritillos", cuento con el que disfrutan un montón además de pasar un poquito de ... miedo.

  

Era una cabra que tenía siete cabritos. Un día llamó a sus hijos y les dijo:
   - Voy al bosque a buscar comida para vosotros. No abráis la puerta a nadie. Tened cuidado con el lobo; tiene la voz ronca y las patas negras. Es malo y querrá engañaros.
   Los cabritos prometieron no abrir a nadie y la cabra salió.
Al poco rato llamaron:

   ¡Tan! ¡Tan! Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre.
   - No. No queremos abrirte. Tienes la voz muy ronca. Tú no eres nuestra madre, eres el lobo.
   El lobo se marchó enfadado, pero no dijo nada. Fue a un corral y se comió una docena de huevos crudos para que se le afinara la voz.
   Volvió a casa de los cabritos y llamó.
   ¡Tan! ¡Tan! Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre - dijo con una voz muy fina.
   - Enséñanos la pata.
   El lobo levantó la pata y los cabritos al verla dijeron:
   -No. No queremos abrirte. Tienes la pata negra. Nuestra madre la tiene blanca. Eres el lobo.
   El lobo se marchó furioso, pero tampoco dijo nada, fue al molino metió la pata en un saco de harina y volvió a casa de los cabritos.
   ¡Tan! ¡Tan¡ Abrid hijos míos, que soy vuestra madre.
   Los cabritos gritaron:
   - Enséñanos primero la pata.
   El lobo levantó la pata y cuando vieron que era blanca, como la de su madre, abrieron la puerta.
   Al ver al lobo corrieron a esconderse, muy asustados. Pero el lobo, que era más fuerte, se abalanzó sobre ellos y se los fue tragando a todos de un bocado. A todos, menos al más chiquitín que se metió en la caja del reloj y no lo encontró.
   Cuando la cabra llegó a casa vio la puerta abierta. Entró y todas las cosas estaban revueltas y tiradas por el suelo. Empezó a llamar a sus hijos y a buscarlos, pero no los encontró por ninguna parte.
   De pronto salió el chiquitín de su escondite y le contó a su madre que el lobo había engañado a sus hermanos y se los había comido.
   La cabra cogió unas tijeras, hilo y aguja, y salió de casa llorando. El cabrito chiquitín la seguía.
   Cuando llegaron al prado vieron al lobo tumbado a la orilla del río. Estaba dormido y roncaba. La cabra se acercó despacio y vio que tenía la barriga muy abultada. Sacó las tijeras y se la abrió de arriba abajo. Los cabritos salieron saltando.
   En seguida, la cabra cogió piedras y volvió a llenar la barriga del lobo. Después la cosió con la aguja y el hilo.
   Y cogiendo a sus hijos marchó a casa con ellos, muy de prisa, para llegar antes de que se despertase el lobo.
   Cuando el lobo se despertó tenía mucha sed y se levantó para beber agua. Pero las piedras le pesaban tanto que rodó y, cayéndose al río, se ahogó.

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